25 de junio de 2011

Bruce Lee nunca lo hizo

Bruce Lee y una metáfora de la masturbación.
Caigo en las páginas del volumen John Woo y el cine de acción de Hong Kong (2000), me salto las introducciones, dejo a Jackie Chan para otra ocasión y me centro en Bruce Lee. El texto resume los hechos de su misterioso final: murió en casa de la starlette Betty Ting Pei a causa de una hemorragia cerebral. En su cuerpo se encontraron restos de cannabis, sustancia a la que su cuerpo era sumamente sensible. Aunque no queda claro que cantidades tan pequeñas provocaran su muerte. Si el asunto contenía tantas lagunas era porque en realidad no querían rebelar el paradero de Bruce, todavía casado con Linda Lee. Así que la ultima noche del actor se forma con un confuso cóctel de prostituta+drogas. Algo impensable para un maestro de las artes marciales. Sobretodo visionando sus cuatro películas principales en las que Lee nunca parece acabar de amar. Muchas putas, doncellas virginales apuradas de problemas, pero poco sexo.
 
Kárate a muerte en Bangkok (1971): Sólo cuando cae borracho parece que Bruce Lee practica sexo. Y en realidad no queda del todo claro que ocurra algo. Parece que la prostituta de la escena tendrá que ingeniárselas para poder interactuar con el emborrachado karateca. Al despertar, el amigo Bruce huye escandalizado del burdel con la mala fortuna de toparse con su enamorada en la salida. El Big Boss se lo monta fatal.

Furia Oriental (1972): Nacionalismo a hostias. Los chinos son los buenos y los japoneses los villanos a los que hay patear la cara. Aquí no hay tiempo para ningún tipo de pasión. Aunque Bruce tiene una novia y pretenden casarse el orgullo y la venganza ocuparán todo el metraje. Naturalmente los japoneses son tan villanos que disfrutan de geishas y otras cariñosas damiselas. Bruce no tiene tiempo para mariconadas y su vanidad pesa más que cualquier erección.
 
El Furor de Dragón (1972): Una prostituta italiana seduce a Bruce con la mirada y se lo lleva a casa. Pero parece que nuestro amigo no acaba de entender el concepto y, al ver a la italiana desnuda, huye abochornado a lo Benny Hill. Otra virginal damisela parecerá enamorar a nuestro karateca pero, antes de que la cosa vaya a más, aparecerá el bueno de Chuck Norris para provocar a nuestro protagonista. Posible homo-interpretación.
 
Operación Dragón (1973): Venganza y putas para los demás. Los secuaces del villano Han acosan a la hermana de Bruce que, antes de ser quebrantada, optará por un harakiri vía-puntiagudo-cristal. Ya tenemos motivación para Bruce. Y llegan más putas, en este caso las señoras de compañía que Han ofrece a los participantes del torneo de artes marciales. Pero una vez más, Bruce sólo piensa en venganza y no tiene tiempo para señoritas. Sus compañeros americanos compensarán la situación. John Saxon con la sugestiva madame y Jim Kelly con su particular harén.